martes, 5 de julio de 2022

"La isla de Bergman".

Debo de ser uno de los "últimos románticos" a los que les gusta ir dos horas a uno de esos edificios donde apagan las luces y asistes a oscuras, y en silencio, al nacimiento de la creación artística. Con 11 años ya escribí mis dos primeras novelas en la clase de Ciencias Naturales del colegio; debían de ser tan malas que no he vuelto a saber de ellas. A los 15 empezaron a decirme que era un excéntrico por ir con un libro en la mano a todas partes; sobre los 19 años que perdía el tiempo leyendo a Nietzsche, Vian, Dos Passos y Huxley en la Facultad. Más tarde me presenté a un par de concursos literarios y fui finalista con veintitantos años en el Premio Sésamo y el Ateneo de Sevilla, y conocí algo ese curioso mundillo lleno de amiguismo e intereses económicos. Por eso no he vuelto a presentarme a ningún premio (es cierto que me dieron el premio "Ángel Herrera" al mejor profesor del año, pero no tuve nada que ver). Lo que siempre me ha interesado de la literatura es "crear", sentir el placer que supone el proceso creativo. Tras leer y comprender la "Poética" de Aristóteles lo entiendo todavía mejor. Eso de ganar dinero no tiene nada que ver con la literatura y el arte. Lo que me apetecía decir esta mañana de verano, mientras saboreo un café, es que ayer por la tarde vi en los cines Golem a un matrimonio de cineastas estadounidenses que se retira a la isla sueca de Fårö, en el mar Báltico -donde vivió y rodó varias películas Ingmar Bergman-, en busca de inspiración para sus próximas películas. El personaje de Tim Roth tiene más éxito con su cine que el de su mujer, Vicky Krieps, con el suyo. Ella no consigue avanzar con el guion que está escribiendo, y necesita contárselo en alto, que él la escuche y los personajes, Mia Wasikowska y Anders Danielsen Lie, cobren vida y entren en la propia película con todos nosotros, los espectadores, mientras Bergman nos observa desde la profundidad de su cine y sus escenas de matrimonio con música de Bach. Lo que me interesa de esta película es que la directora francesa Mia Hansen-Løve (1981), casada con el también director de cine francés Olivier Assayas (1955), en realidad nos habla de su vida y su proceso creativo, no solo de los 24 años de diferencia con su marido y la madurez que define a uno de los directores franceses actuales más reconocidos, sino de ese lugar inefable donde surge el arte.
 
¿Qué otra cosa tiene que hacer un creador sino crear? 
 
Este es el trailer:
 

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