sábado, 7 de diciembre de 2019

"La memoria de un hombre está en sus besos".

Nunca se me han caído los anillos por viajar en el Metro. Suelo mirar a todo el mundo porque la gente me cae bien. Me fijo en los rostros, en el calzado, en la ropa que llevan encima. Supongo que lo hago al ser escritor o tan solo un tipo curioso. Estar en un vagón de Metro sería lo mismo que hacerlo en un avión, un tren, un autobús, una biblioteca, la universidad, un museo, un café o dar un lento paseo por la calle (nunca he entrado en una discoteca, así que no puedo hablar de ellas). Cuando era joven resultaba sencillo ligar en esos lugares, aunque para ser sincero nunca he sabido ligar, siempre me han ligado a mí (por cierto no logro entender por qué tanta gente necesita conocer a otras personas a través de páginas de "contactos" e incluso de las redes sociales, con lo entretenido que es el mundo real). Y hablando del mundo real el otro día me encontré al señor de la fotografía a la salida de la estación de Metro que lleva su nombre, en la Ciudad Universitaria, me hizo un gesto con las cejas para que me parara y me dijo que la memoria de un hombre está en sus besos. También me dijo que quien hace muchas cosas vive y no muere aunque se muera.

Teniendo en cuenta todas las cosas que hecho en mi vida, y espero seguir haciendo, y lo mucho que he besado y me han besado, tal vez algún día alcance la inmortalidad.

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