El otro día escribí que a todo escritor le gusta que los lectores se
acuesten con él cada noche, aunque tampoco pasa nada porque se echen la
siesta. He tardado una semana en encontrar esta bella fotografía del
santanderino Santos Doval Vega.
Junto a ella escribió en su muro que iba a leer mi novela después de
dormir la siesta. Para el caso es lo mismo, así como envolverse en esa manta.
A continuación Santos escribió lo siguiente: "Hace tiempo que sentía
que no te había leído suficientemente, así que busqué varias de tus
novelas y lo estoy remediando. Ya he leído las dos primeras, y me han
gustado mucho. Me gusta la forma de crear los personajes, vivos, reales;
sus reflexiones; el bagaje cultural del que les has dotado, que no
resulta pedante sino natural; la forma de avanzar en la historia, ágil a
pesar de los circunloquios de algunos personajes. Y las primeras
personas, eficaces, que no se miran el ombligo aunque se lo miren, que
hacen que la historia avance. Me gusta tu estilo, estoy cómodo con él.
Ahora lamento no haberme acercado más a tu obra. Por suerte, lo voy a
solucionar".
Me gustaría decirle a Santos que escribí "La paz de febrero" para lamentar la injustificada e ilegal invasión de Irak por parte del cuarteto de las Azores. El chico y la chica viven en el ático abuhardillado del centro de Madrid del que ya he hablado para referirme a mi propia vida bohemia. Como he dicho siempre yo no escribo "autoficción", sino que procuro amueblar mis novelas y cuentos con las cosas que conozco. Mi metodología literaria es similar a la metodología científica que utilizo básicamente para construir mis libros y ensayos científicos, tanto el método deductivo como el inductivo, y sobre todo el que más me gusta, la síntesis crítica de Kant. Es lo que he hecho con los veinte libros que he publicado, entre científicos, novelas, cuentos y ensayos. También tengo una anécdota curiosa con relación a esta novela. Entre los personajes principales están dos melómanos homosexuales, buenos amigos míos en la vida real, y por eso nunca han faltado ejemplares del libro en Berkana, la librería gay más conocida de Madrid, que está en la calle Hortaleza.
Esto de ser escritor es un puro romance con la vida, la literatura, la ciencia, la cultura y la inteligencia.
Me gustaría decirle a Santos que escribí "La paz de febrero" para lamentar la injustificada e ilegal invasión de Irak por parte del cuarteto de las Azores. El chico y la chica viven en el ático abuhardillado del centro de Madrid del que ya he hablado para referirme a mi propia vida bohemia. Como he dicho siempre yo no escribo "autoficción", sino que procuro amueblar mis novelas y cuentos con las cosas que conozco. Mi metodología literaria es similar a la metodología científica que utilizo básicamente para construir mis libros y ensayos científicos, tanto el método deductivo como el inductivo, y sobre todo el que más me gusta, la síntesis crítica de Kant. Es lo que he hecho con los veinte libros que he publicado, entre científicos, novelas, cuentos y ensayos. También tengo una anécdota curiosa con relación a esta novela. Entre los personajes principales están dos melómanos homosexuales, buenos amigos míos en la vida real, y por eso nunca han faltado ejemplares del libro en Berkana, la librería gay más conocida de Madrid, que está en la calle Hortaleza.
Esto de ser escritor es un puro romance con la vida, la literatura, la ciencia, la cultura y la inteligencia.
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