"Leer a Annie es leernos a nosotras mismas, leer nuestros miedos, nuestras obsesiones. Es su forma de tratar el tema de la obsesión en el amor, cómo narra sin tapujos esa subyugación a la que ella se somete con su amante en varios de sus libros. Se abre en canal por la literatura, lo cual para una lectora es irresistible".
No sé si ayer por la tarde Lourdes Carriedo dijo, exactamente, esas palabras, pero podría haberlo hecho. En estas últimas semanas he leído algo parecido a varias jóvenes escritoras en las redes sociales (en torno a los 25 años). Era la tertulia virtual en torno al lenguaje y la vigencia de la autora de "Los años", "El lugar", "Una mujer" o "El acontecimiento". Lourdes es catedrática de literatura francesa de la Complutense, y nos confesó que releyó a la escritora francesa tras la concesión del Nobel; antes la había estudiado junto a la figura de Simone de Beauvoir. Así que me tomo el primer café de la mañana y escribo algo sobre lo que Lourdes podría haber dicho, o tal vez no. Como sería el hecho de que Annie Ernaux escribe para recuperar la vida, es decir, la memoria de la memoria de los tiempos pasados. Lo suyo no es escribir novelas ni biografías, de su padre, de su madre, de la hermana que no conoció. En todo caso son "biografías ajenas" en busca de la identidad y a través de un lenguaje que podría tener a Proust como punto de partida (qué escritor que se precie no tiene a Proust como uno de sus referentes). "Soy limpia, soy verdadera, no sigo el juego; eso los cabrea, no les gusta que una vea claro en ellos, quieren que una crea sus lindas palabras o por lo menos que haga como que, dice Simone de Beauvoir en "La mujer rota" (1967). Ernaux aprende de Beauvoir a equilibrar la fuerza de las cosas y los proyectos o, dicho de otra manera, a tener conciencia del vacío que producen las cosas para llenarlo. En "Los años" (2008) asume que el saber y la literatura se convirtieron en sus armas de lucha contra el "hundimiento que le conduce a esa naturaleza femenina". Busca interpretar sus problemas individuales en clave política. Como esos problemas son de todas, logra reconstruir la historia del "Nosotras". La adscripción de la mujer al universo de lo privado y a la institución del matrimonio, la violencia machista dentro del seno de su propia familia, o la sexualidad y el amor, son algunas de las cuestiones que atraviesan su obra.
Ahora voy a tomarme un zumo de naranja y a escuchar el Oratorio de Navidad de Bach. Creo que es en "Los años" donde Ernaux dice que es lo que bebe por la mañana y es la música que le gusta:
No hay comentarios:
Publicar un comentario