viernes, 23 de diciembre de 2022

"Ya que todo el mundo dice que soy un santo, ayer por la tarde me fui a buscar a los santos Justo y Pastor a Alcalá".

Y aquí estoy en esta foto junto a los niños, y el Cardenal Cisneros. Eran dos hermanos de 7 y 9 años, hijos de un soldado romano, que fueron ejecutados en el año 304 en las afueras de Complutum (hoy Alcalá de Henares) por no renunciar a su fe cristiana. En este lugar se levantó un siglo después una capilla para albergar sus restos. En el periodo visigodo se convirtió en catedral. El año 1053 Alcalá (o el castillo de Alcalá la Vieja) fue conquistada por Fernando I de León. Los musulmanes la reconquistaron un año después y destruyeron la catedral. Los mozárabes tuvieron que trasladarse a Guadalajara y los restos de los niños se enviaron a Huesca, hasta que en 1118 se reconquistó la ciudad y se reconstruyó el templo. La historia es más larga e incluso llega al incendio que sufrió en la República. Ayer por la tarde subí a lo alto de la torre desde donde se ven las campanas y toda la ciudad. Son 165 escalones de una escalera de caracol que se comenzó a contruir el año 1528, con dos tramos de piedra y uno tercero de madera. Mientras subía me vino a la cabeza la escena del campanario de "Vértigo" (1958), de Alfred Htchcock, una de las grandes películas de la historia del cine, de la que he escrito varios textos. 
 
En lo alto del campanario se escribe nuestro destino:
 
Me parece que soy un santo un poco complicado. Eso sí me lo paso muy bien entrando y saliendo de la historia de la humanidad como entro y salgo de los libros y las películas.
 







 

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