martes, 20 de diciembre de 2022

"Marcel Proust vs Ágata Ruiz de la Prada".

Ayer por la tarde en el Ateneo se presentó el libro "Mi historia", de Ágata Ruiz de la Prada, con Boris Izaguirre y Alaska entre otros, en el Salón de Actos. Encima se encuentra la biblioteca donde tantos españoles han preparado oposiciones, y en ese lugar los profesores y escritores Javier del Prado y Marifé Santiago Bolaños hablaron a lo largo de hora y media de "En busca del tiempo perdido". Junto a mí estaban Almudena Mestre y Sol Genafo. Antes había saludado a las discípulas de Javier, María Luisa Guerrero, que me dio clase de Proust en la Complutense, Lourdes Carriedo y Dolores Picazo, que nos ofrecieron el último mes las dos tertulias literarias sobre Annie Ernaux y que Javier mencionó en varias ocasiones, así como a Paco Huelva y el poeta Juan Carlos Mestre, entre otras personas. Javier y yo fuimos en autobús hasta Neptuno charlando de la reciente final del mundial de fútbol entre Argentina y Francia, analizando la forma de ser de los franceses, que él conoce tan bien, y nos hicimos una foto delante de las Cortes (es la cuarta), ya que el Ateneo está a un paso. Media hora después escuché un interesante diálogo entre la moderadora Inés Alvear, de la Junta de Gobierno del Ateneo, Marifé y Javier. Marifé es profesora de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad Rey Carlos (compañera mía de editorial, tanto de Huso como de Bartleby) y nos habló como lectora de Proust, confesó que este mes de agosto se ha leído las tres mil y pico páginas desde la primera a la última y citó a Bergson y Benjamin. Por su parte, Javier estuvo imperial, casi homérico (como dice Michaleen en "El hombre tranquilo") y nos habló desde su "Para leer a Proust" (1990). No me habría importado escucharle toda la noche desgranando las fuentes de la novela que se pueden encontrar en "Los placeres y los días" y "Jean Santeuil", de la estructura en forma de catedral, del narrador y su paso del "él" al "yo" y la evolución de la famosa magdalena que de alguna forma sería el pubis femenino.
 
Y como también me gusta la moda, hubiera echado una ojeada a lo que decían en el Salón de Actos sobre Ágata Ruiz de la Prada (es la tercera foto de la Agencia EFE) e incluso habría pedido a Alaska una canción. Recuerdo los tiempos en que siempre me daba una vuelta por la "Pasarela Cibeles" en medio de los diseños de Ágata, Adolfo Domínguez, Lurdes Bergada, Jesús del Pozo o Manuel Piña. "Poeta en Madrid", la última novela que he publicado en 2021, está llena de ropa de moda y en parte describo mis visitas al mundo de Pedro Trapote, Joy, Pachá y demás.
 
Estoy seguro de que a Proust no le hubiera importado en su mundo de Guermantes y a mí tampoco:
 

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