martes, 7 de septiembre de 2021

"En Cádiz vive la vida como si fuera un sueño".

Patricia Vilchez me envió el otro día estas fotografías de mi novela, y me dijo que era como el registro de un momento dulce, muy suave y tierno. En Zahara de los Atunes, la familia Carmona volvía a tender sus notas musicales en el pentagrama de la noche. Entonces el sol se extinguía lentamente y salvaba el alma de tantos daños mientras se llenaba de aplausos de agradecimiento y vitalidad. Sus amigos y ella con los pies desnudos sobre la arena, y mi libro, como sucede cada día, en el interior de su bolso. Ella lo había leído como si fuera un libro de poemas, como si cada línea del texto fuera un sueño, un latido escrito y leído sorbo a sorbo, algo que le llevara a descubrir el universo subida en la "prometedora espalda de tus emes", me dijo la artista que nació en París y vive en Barcelona, como si la lectura de esta novela, que no es un libro de poemas ni una obra de teatro, se convirtiera en una aventura, en una manera de vivir la vida. Esto también le había ocurrido en el Palmar de Vejer de la Frontera, Los Caños de Meca y la playa de Tamarit.

Ahora escucho una canción mientras me tomo el primer café de una bonita mañana de verano y me dan ganas de ponerme a bailar con los pies desnudos sobre la arena de una playa de Cádiz o de Tarragona.
 
Después de todo soy un bohemio y soñador, y vivo la vida sin dar demasiadas explicaciones:
 

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