domingo, 12 de septiembre de 2021

"Dos poemas de las poetas Zhivka Baltadzhieva y Gabriela Amoros Seller, y un concierto de Elgar".

Esta semana he vuelto a desayunar en un Café del centro de Madrid donde estuve con ellas hace un tiempo. No había vuelto a entrar allí desde que empezó esta pandemia, lo que me llevó a recordar dos de sus poemas de los que hablé entonces. Las admiro a ambas y he estudiado y presentado sus obras.

"Fotografía digital".
 
"Sentada en un banco en la sombra,
en la plaza empedrada de la iglesia de San Demetrio,
en Sliven, mi ciudad, mi paisaje genético,
siento el sol y el aguacero
de lo que ya ha pasado, de lo que pasará.
Aunque nunca pudo ser pronunciado mi amor
y tampoco mi amargura,
las nubes, los árboles, las blancas paredes de las casas
de antaño,
los nuevos edificios de cristal y plásticos inteligentes,
las pequeñas flores que burlan el pavimento,
los sobresaltados pájaros del horizonte,
los transeúntes y los ausentes
silabean su fervor sin darse cuenta.
Solo que la piel de la vida y de la muerte se eriza.
Y entonces, el aire sopla levemente
y apacigua el paisaje".
 
(Zhivka Baltadzhieva, "Fuga a lo real", Amargord Ediciones).
 
"En la boca".
 
Si supieras que en la boca
estrechos volantes se clavan
como sierras de sangre
al decir amor y ala
de golpe,
con un solo sonido.
Si supieras que en la boca
los peces son cálculos
de presente inalcanzable
al decir lluvia y pecho
de golpe,
con un solo sonido.
Si supieras que en la boca
los rayos
son capilares agotados
cayendo
como despojos blancos
deshuesando la luz
al decir pértiga y locura
de golpe,
con un solo sonido.
Si supieras que en la boca
se agitan
todas las venas de los hombres
llevando la sangre sola sin cuerpo
al decir la boca
labio y barranco,
relámpago y deseo,
abrevadero y latido,
todo ello de golpe,
con un solo sonido.
Si supieras que en mi boca
los estrechos volantes,
los peces,
los espinos
y las venas de todos los hombres
se dicen siempre de golpe
sin un solo sonido
porque esta boca es un ala".
 
(Gabriela Amorós Seller, "La fragua cero", Izana editores).
 
Ahora, mientras me tomo el primer café de la mañana, pienso que solo faltan Du Pré, Barenboim y el primer movimiento del concierto de cello de Elgar.
 
Y la belleza será completa, y el conocimiento. Y una forma de entender la vida y el arte y la literatura:
 

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