viernes, 10 de septiembre de 2021

"Un país y una música de novela".

Este martes pasado estuve en la FNAC de Callao en la presentación de "Un país de novela", del escritor, fotógrafo y editor Pepo Paz, por parte del también escritor y crítico Manuel Rico.

Mientras volvía caminando a casa, estuve pensando en el viaje que realiza el lector de este libro a través de las lecturas de Pepo en los quince destinos literarios que ha elegido. Pepo lee las novelas y nos lleva hasta el mundo real y ficcional de Marsé, Martín Gaite, Chacel, Villar o Lena Rivera, entre otros, desde la Barcelona de los cines de reestreno y las salas de baile del Pijoaparte y las tardes con Teresa Serrat, los parajes de las riberas del Tajo y el Tajuña que recorrió un joven Cela por la Alcarria, la Córdoba un tanto secreta de Baroja y la Pamplona de Hemingway hasta el Madrid de la novela "Insolación" de Pardo Bazán.
 
Y Cervantes, claro.
 
Y pensé en las marionetas que encontré en una vitrina durante una reciente visita a su casa natal y la música surgida de la imaginación de Manuel de Falla en una ópera de cámara que vi representada hace varios años en un teatro de Madrid. Es la primera incursión del compositor gaditano en el neoclasicismo, una corriente estética de entreguerras liderada por Stravinsky. De esta forma en el capítulo 26 de la Segunda Parte, don Quijote y Sancho se comportan como espectadores en el retablo que representa en la venta el titerero Maese Pedro, con la historia de Gaiferós y Melisendra, inspirada en los romances del ciclo carolingio. Mientras Maese Pedro maneja los muñecos, el joven trujamán narra este relato. La bella Melisendra se encuentra encerrada en una torre, como prisionera de los moros en la ciudad de Sansueña. Y a su rescate llega desde París su esposo don Gaiferós, obligado a ello por el emperador Carlomagno.
Ahora, mientras descanso de tantas clases, vuelvo a escuchar esta música de Falla, y me vienen otros nombres vanguardistas a la cabeza, como los de Lorca, Valle, Hindemith.
 
El arte no tiene límites en mi cabeza, ni la belleza:
 

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