domingo, 2 de mayo de 2021

"Innisfree".

"Yo era la princesa del poblado, dijo ella. Y yo el héroe que te rescató, dijo él.

Al llegar a la isla eligieron unas bicicletas para recorrerla. El viejo fuerte circular del que les habían hablado en el “bed and breakfast” se encontraba a unos quince kilómetros. Ella se puso a tararear la canción de “El hombre tranquilo”. Él iba detrás, sonriendo. Dejaron las bicicletas al pie de la colina y subieron corriendo hasta el fuerte.
 
El viento soplaba con fuerza en la cima.
 
Allí se besaron apasionadamente.
 
Gracias por llevarme en tus brazos hasta la edad de hierro, dijo ella. Gracias a ti por elegirme entre tantos hombres, dijo él. Y añadió: Los dioses y los hombres tuvimos el mismo origen. Después vinieron las edades de plata y de bronce. Y naciste tú y yo te rescaté para que dejaras de ser tiempo.
 
Durante el camino de vuelta comenzó a llover con fuerza, pero siguieron pedaleando varios kilómetros.
Llevas la camiseta tan mojada como la de John Wayne en la escena de la iglesia de la película, rió ella. ¿Aprovechamos para casarnos, pelirroja?, dijo él. ¿No te importa que sea morena?, dijo ella acercando sus labios húmedos a los de él.
 
Entraron en un pub y se secaron frente a una chimenea.
 
Un tipo cantaba “La isla de Innisfree” acompañándose de una guitarra".
 
("Cuentos de los otros", 2017, Bartleby, Madrid, p. 49).
 
Hoy es tu día, como también lo es esa escena y lo es esta música, en Connemara, al oeste de Irlanda, en un pueblo que se llama Cong y John Ford llamó Innisfree, y él y ella montaban en bicicleta en una de las islas de Arán, tú y yo, y se ponía a llover y entrábamos en un pub y nos secábamos frente a la chimenea y un tipo cantaba para nosotros. 
 

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