sábado, 8 de mayo de 2021

"Aquella ex novia que se casó en el Paular".

Me despierto temprano, como he hecho toda la vida, me preparo un café y repaso algunas transparencias que tengo que explicar en un máster de esta próxima semana sobre Geoestrategia internacional (Geopolítica y Geoeconomía). Al rato abro Facebook y me detengo en algún post interesante. Los de mi amigo Javier Del Prado Biezma siempre lo son, aunque en ocasiones parezca que esté escribiendo la misma Biblia en verso, como podría decir mi madre, o se empeñe en escribir esas cosas tan curiosas que llaman "haikus". (¿Nadie ha pensado que cada vez que alguien escribe un haiku en el siglo XXI, Bashō se remueve en su tumba del siglo XVII?) Veo que ayer por la tarde escribió uno tan largo como espléndido que decidió situar en el espacio del Monasterio del Paular, en el Valle de Lozoya, en cuya iglesia he escuchado conciertos de música barroca más de una vez. Es una cuestión técnica precisa e interesante porque, obviamente, sabe de qué va esto de la literatura. El contenido de su reflexión se dirige por otro lado ya que se detiene a comparar a las cortesanas de la época del Rey Sol, precisamente, con los intelectuales de este momento, a partir del hecho de que el catedrático de Filosofía de la Autónoma (de la que fue rector) Ángel Gabilondo se presentara a candidato a la Comunidad de Madrid. Así, entre unas cosas y otras, me he enterado, curiosamente, de que esta semana hemos tenido elecciones en Madrid. Esto es lo que me pasa por madrugar toda la vida para estudiar y escribir libros, que no me entero de lo que ocurre alrededor.
 
Aquella chica se enfadó mucho conmigo cuando se enteró de que me casaba y ella se casó, por despecho, con un empresario italiano en el Monasterio del Paular. Luego montaron un restaurante cerca del Café Gijón y no me volvió a hablar. Y la verdad es que siempre me ha parecido muy bonito que mis ex amigas se casen o se echen novio. Se trata de ser feliz, ¿no? O de bailar un tango de Gardel y Le Pera. Me fijo en el post de la arquitecta María José Muñoz Spínola, una espléndida incorporación de este año a la tertulia del Gijón, y que anoche se bebió una copa de vino mientras escuchaba un tango. 
 
Y como siempre me han comparado con Pacino bailando "Por una cabeza" en "Perfume de mujer", apuro el café mientras vuelvo a bailarlo.
 
¿Habré escrito un cuento de los sábados?
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario