"Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.
Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.
Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.
Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.
Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.
Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
("Se querían" es un poema de Vicente Aleixandre de su libro "La destrucción o el amor", 1935).
Me tomo el primer café del día y leo un tweet de la Asociación de amigos de Vicente Aleixandre con esa fotografía.
En ese dormitorio escribió Aleixandre (Sevilla, 1898 - Madrid, 1984) buena parte de su obra. Desde hace años se está intentando que la casa que se encuentra en un extremo de la Ciudad Universitaria de Madrid se convierta en la "Casa de la Poesía". Supongo que cuesta mucho dinero, y después de todo no es más que la casa del poeta por la que pasaron los grandes poetas españoles y extranjeros del siglo pasado que venían a Madrid. ¿A quién le va a interesar a estas alturas un poeta que fue Premio Nacional de Literatura, Académico de la Lengua, Premio Nobel de Literatura, escribió "Ámbito" (1928), "Espadas como labios" (1932)", "La destrucción o el amor" (1935), "Sombra del paraíso" (1944), "Mundo a solas" (1954), "Poemas de la consumación" (1968) o "Diálogos del conocimiento" (1974) y que en el poema que he compartido al principio habla de ese amor que alcanza una dimensión cósmica al difundirse por toda la Naturaleza. Es el amor de dos personas que resume el mundo, ya que su pasión lo abarca todo, trasciende el contexto de los amantes, los desborda y se funde con el Universo. Es un poema y son unos libros que me recuerdan los poemas y los libros de Rilke, Darío, Machado, Juan Ramón, Pound, Eliot, que me recuerdan cosas de Shakespeare, de Donne y Pope, de Dickinson y Whitman. ¿De verdad nos interesa en España la gran poesía? Supongo que es más agradable hablar de política o de fútbol sentados en una terraza al sol y tomando unas cervezas.
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