Paseando por Aranjuez, y tomando un café con leche y un cruasán en el Rana Verde junto al Tajo. Toda mi vida he ido a ese restaurante a comer, y con los años incluso fui profesor de la hija del dueño en la Universidad San Pablo CEU. En la terracita conocí a otro escritor y economista como yo, pero más alto, José Luis Sampedro, al que después invité a la tertulia de literatura en la Universidad. Ese río lo recorrí entero, desde su nacimiento en la sierra de Albarracín hasta su desembocadura en el mar de la Paja de Lisboa después de 1000 kilómetros de camino. Dormí varios días en un hotel de Albarracín y terminé haciéndolo en otro de Lisboa, y comiendo arroz y marisco en la orilla de allá después de escuchar "Las bodas de Fígaro" en el coqueto teatro de San Carlos, que me pareció un bombón de color rosa. Esa tarde Paqui se puso un vestido verde muy ajustado que le compré en la calle Conde de Xiquena, esquina con Almirante (justo detrás del Café Gijón), una de nuestras zonas preferidas de aquella época, y yo me puse un traje y una pajarita para escuchar la música de Mozart con letra de Lorenzo Da Ponte, lo que luego se repetiría en "Don Giovanni" y "Cosi fan tutte". En este instante tendría cabida mi propio río Manzanares, ya que este don Juan de Mozart aparece en varias escenas de mi novela "Poeta en Madrid". Esta mañana me pondría también un traje y una pajarita para escuchar la historia de amor y celos de Fígaro, Susanna, el conde de Almaviva, la condesa Rosina y Cherubino en la casa de Mozart en Salzburgo, tras pasear por las orillas del romántico río Salzach, que es afluente del río Eno y este a su vez lo es del Danubio. Sería como aquel Danubio azul de nuestros sueños del Año Nuevo, como aquel vals que se escuchaba después de lanzar el hueso al infinito de la Historia del ser humano en "2001", una de las películas que más he disfrutado y pensado en mi vida.
Es la vida y son los ríos, como diría Jorge Manrique:
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